Ayer Pescara nos recibía con una sonrisa en la boca y mucho calor. La ciudad sede de los XVI Juegos del Mediterráneo casi no es consciente de lo que se lleva viviendo desde hace días. Aunque la organización se desvive por facilitar el día a día de todos los que estamos aquí por los Juegos, las infraestructuras juegan a su contra: un campo de juegos muy disperso, una villa mediterránea en otra ciudad y a falta de terminar, un mal transporte público… y calor, mucho calor…




Como suele ser habitual los primeros días, hubo imprevistos, que poco a poco se fueron solucionando, gracias a la colaboración del personal de Acreditación del C.O.N.I. presente en el ExAurum y al personal de prensa del C.O.E., especialmente a José Mª Bellón y Carmen Juncal.
El Judo se está disputando en el “Patinódromo”, una especie de megasauna, con dos tatamis tipo puzle elevados un metro de la pista (es curioso que en este tipo de competición no se usen tatamis homologados); dos minúsculos marcadores permiten vislumbrar el desarrollo del combate… y calor, mucho calor…

Los “atractivos” de la jornada de ayer eran dos: Ana, por supuesto; y el francés Dimitri Dragin, que nos tiene habituados a combates vistosos. Cuál fue nuestra sorpresa cuando nos enteramos que éste se quedaba fuera de los Juegos por haberse pasado 200 g en el pesaje oficial; lo vimos en la grada tranquilo, “disfrutando” de la competición… y calor, mucho calor…

Cabe destacar la actuación del equipo italiano, presente en las tres finales; y la de los participantes de los países del Magreb, que se colgaron algún metal en todas las categorías. Por otro lado, triste la actuación del equipo francés… y calor, mucho calor…

El calor y la humedad hicieron mella en la única representante española de la jornada. Ana en los primeros compases del calentamiento ya nos comentaba que era como si le faltase oxígeno. Y esto se tradujo en el desarrollo de la competición. Vimos una Ana muy diferente a la presente en Madrid hace unas semanas… y calor, mucho calor…

El primer combate contra la turca Samat duró más de lo previsto, lo que terminó de “agotar” a la española. Y esto se notó en el pase a la final con la italiana Forciniti. Un hábil gaeshi de ésta ante un okuri de Ana le permitió subir el yuko al marcador. A partir de ahí, Ana se bloqueó y fue incapaz de leer el combate, ante una rival técnicamente muy inferior. El resto del combate se puede resumir como: una sucesión de seois de la italiana cuando Ana le seguía, y una sucesión de tai sabakis de ésta para evitar caer.

El parón de más de dos horas entre eliminatorias y finales y bronces le vino bien a la judoka española para recuperar fuerzas y meterse en la competición. Al bronce con la argelina Tariket salió otra Ana. L a valenciana busco su judo pero chocó con una rival extremadamente agresiva, que castigó con más de una patada directa e intencionada, su espinilla. Así se sucedieron los “barridos” a la pierna derecha de Ana, dos de los cuales fueron merecedores de shido por parte del árbitro. Ante esta situación, Ana cambió el planteamiento y .busco un trabajo algo más alejado de la argelina y que le permitiera mantenerse a salvo de sus patadas, marcando las entradas, mostrando que tenía la iniciativa y llevándose el combate (y la medalla de bronce) gracias a los tres shidos con que fue castigada la judoka magrebí .

Resumen del primer día: 1 participante, 1 medalla. A ver si seguimos este ritmo el resto de jornadas… y calor, mucho calor…


Segumiento de Ana Carrascosa

 
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