Desde hace años, la judoka de referencia en -52 en España ha sido Ana Carrascosa. Tras unos años difíciles, deportivamente hablando, y un periplo que le ha llevado de Valencia a Alicante, y de allí a París, Ana vuelve a ser la judoka, resolutiva y segura de sí misma, que se enfundó la plata en los europeos de Máribor. Los resultados en la World Cup de Tallin y la Super World Cup de Rótterdam así lo demuestran. Pero no quiere hacerse ilusiones, sabe que este deporte es muy difícil, y los años le han enseñado que aún queda mucho para pensar en Pekín.
Estuvimos con ella, a su vuelta de Holanda, hablando de sus últimos resultados, y de su experiencia entre la élite del judo francés.




Un oro y una plata, en dos salidas ¿Cómo te encontraste en Rótterdam y en Tallin?
La verdad es que, me encontré muy bien, muy centrada en lo que tenía que hacer, segura de mi misma y fuerte.
En -52, solo una europea (Monteiro) ha logrado la clasificación para los JJ.OO. en el mundial. Esto convierte a tu categoría en una de las más complicadas para lograr la plaza. ¿Cómo ves tus opciones a 10 meses de los Juegos?
La verdad que no pienso mucho en la clasificación, se que es difícil, pero en lo único que estoy centrada es en hacer bien mi trabajo y pensar combate a combate y competición a competición, lo demás ya vendrá, no quiero desgastarme con esas cosas, queda mucho tiempo y muchas competiciones y en este mundo todo da muchas vueltas.
Desde hace unos años entrenas en Francia ¿ves lógico que ellos hayan viajado a Río con 14 componentes y España solo con 7? o a la vista de los resultado del mundial ¿crees que ha sido un acierto de la Federación española?
Pienso que cada país tiene su normativa y su política de actuación, pienso que España debería haber llevado un equipo completo porque habiendo más gente, hay más posibilidades de conseguir la clasificación y creo que cada competición es un mundo y que en el nivel en el que nos movemos cualquiera podría haber conseguido la plaza. Pero bueno, ellos son los que tienen la decisión final.
Después de estos años, ¿cuál crees que es la principal diferencia que has encontrado entre el judo que tenías en España, cuando estabas en Valencia o en Alicante, y el que estás viviendo ahora en Francia?
Lo primero, que allí hay muchísima gente, tienes veinte tías de cada peso, y encima fuertes, por lo tanto, cada randori que tienes allí, es un randori que tienes que dar el cien por cien; y encima hay mucha variedad de gente, diestras, zurdas… de todo, tienes de todo para hacer, y todas fuertes, con buena base de judo, lo que hace que los entrenamientos sean muy intensos.
¿Y a nivel estructural? ¿Cómo funcionan los clubes, la federación, el equipo…?
A ver, por ejemplo, yo entreno en un INSEP… Las número uno y número dos tienen un entrenamiento a parte de lo que es el resto del grupo de la selección para técnica y táctica. Yo por ejemplo eso no lo hago en el INSEP, yo eso lo hago con el entrenador que tengo en el club, pero lo que es la clase más normal de todas las tardes de calentamiento, randori, uchi-komi, nage-komi… lo hago con ellas, lo único que no hago con ellas es el trabajo de la técnica y la táctica que la hacen aparte, pero porque ellas son un grupo aparte.
Y eso en España no existe…
No, es que en España es otro tipo de trabajo. En España el trabajo que tu haces es en el club, tu entrenas en tu club y haces el trabajo con tu entrenador. Allí es como si dijéramos, todos los mejores de cada club reunidos en un mismo sitio, es como si todas nosotras, las número uno, dos y tres del campeonato de España entrenáramos todas en Madrid.
Y ¿el entrenador que le está dando la táctica es el que luego estará en la silla?
Sí, el entrenador que lleva el entrenamiento es el que luego va a estar en la competición, que les va a llevar los combates, que come con ellas, que cena con ellas, que va a estar con ellas… ellos hacen trabajo de video, se sientan con él, estudian rivales y eso también genera una confianza. Cuando tu vas a una competición y tienes a tu entrenador en tu silla. Eso en España es diferente, el entrenador nacional que está en la silla y tu entrenador, si puede por detrás, en la grada, te chilla, te dice…y bueno, claro que sería muchísimo mejor poder tener a tu entrenador en la silla, pero es otro tipo de sistema.
Está claro que en Francia se han acostumbrado, pero ¿esto no genera un perjuicio para los clubes? ¿O lo asumen?
Lo asumen. El sistema es así, los clubes lo aceptan, y luego supone un reconocimiento tener gente ahí. Y si que una vez por semana, esta gente suele ir a sus clubes donde trabaja con su entrenador.
¿Y a nivel de base? ¿Qué diferencias has visto?
Todo empieza por unos “poles”, donde cogen a los mejores de cada zona, de cada distrito de Francia y a partir de quince años entran ya en el INSEP, en la estructura del INSEP. Allí están mañana y tarde con ellos, se les da unas facilidades para estudiar, tienen las clases en el mismo recinto, lo que vendría a ser un C.A.R. pero muy organizado.
¿Y a nivel económico? El competidor ¿cómo se encuentra allí?
Buf! digamos que el judo en Francia es el tercer deporte del país, es otra historia. Allí son los clubes los que te pagan a ti por entrenar, tu no pagas por las instalaciones o las clases.
Y el club ¿de dónde saca el dinero?
Pues de espónsors, del ayuntamiento… por ejemplo, el club en el que estoy yo, el Orleáns, recibe dinero de la ciudad y luego tiene patrocinadores privados; Novotel, Matsuru, SNCF, Veolia…
Muchas gracias por todo, Ana, y enhorabuena de nuevo por tus últimos resultados.
Gracias a vosotros.


Entrevista de Osotogabi

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